20130221

Calla

¿Por qué stop? Por miedo de empezar las fabricaciones, son tan fáciles. Sacás una idea de ahí, un sentimiento del otro estante, los atás con ayuda de palabras, perras negras, y resulta que te quiero. Total parcial: te quiero. Total general: te amo. Así viven muchos amigos míos, sin hablar de un tío y dos primos, convencidos del amor-que-sienten-por-sus-esposas. De la palabra a los actos, che; en general sin verba no hay res. Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al vesre. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto. Pero estoy solo en mi pieza, caigo en artilugios de escriba, las perras negras se vengan como pueden, me mordisquean desde debajo de la mesa. ¿Se dice abajo o debajo? Lo mismo te muerden. ¿Por qué, pourquoi, why, warum, perché este horror a las perras negras?
Julio Cortázar, RAYUELA, Capítulo 93.

 Agradeciendo el acceso a estas palabras al chico diplomático, vomitaría tantas. No dejaré de decir que no creo en las reuniones de tres horas. Que me revienta tu miedo. Que sé que volverás a casa temblando, con los dedos entumecidos, sin osar nada. Incluso sorprendido por haber hablado (más bien, por haber mentido). ¿De qué coño estás hecho? Te digo que no te entiendo. Dices que lo ves normal porque tú tampoco te entiendes. ¿A qué juegas ahora? Yo ya dejé las cartas, abandonando la última partida, y no te mereces que vuelva a entrar. 

-¿Por qué?
-... miedo...
-¿A?
-... todo...
-Desisto.
-...me gustas... 

Get the fuck off me!! Y te lo gritaría a la cara con mi pésimo inglés, créeme. El miedo que tienes es de segunda mano, querido, búscate uno que te sirva, que no esté hueco, que no esté roto. No sé si la rareza va montada sobre mi espalda pero mis tres freudianos insisten de forma extrañamente coincidente en que dejar ir algo no es la traducción exacta de temer perderlo. Sinceramente, lo lamento. Me aflige. Te compadezco..., estar tan vacío, tan engañado... Querer algo, asumirlo a nivel consciente y no ser capaz de combatir ni un poco por ello. Ya lo dijo mi tortilla, tiemblas de miedo. Y tiene que ser una putada lo tuyo. Sí. También así lo mío. No puedo negar que a mí me tocó esa mierda de rayo.


Empieza a cantar y calla.  En tu caso: calla; huye con la cabeza agachada, pero no la pongas en mi camino.

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