Tal vez tenga que buscar en las corroídas pegatinas de la puerta el teléfono de algún ferretero de urgencia. Puede que para este mes vacío necesite más clavos en mis paredes. Clavos de quita y pon. Clavos que no pesen nada para cruzar acumulaciones naturales de agua y que si se caen, mejor. Lo gracioso es que aquel conductor de domingo parece querer sumarse de nuevo al juego, quizá buscando superficies de corcho, quizá dejándose traer ante una llamada ausente raramente recibida.
Eso es todo. No estás.
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