Segura de haber jugado la carta equivocada con vos. Y poco más. Porque no ves los clavos ardiendo y se repiten las
historias de jurar y no cumplir. Su mente piensa en historias de amor de
dos días y la contraria en rayos que literalmente parten empezando por
la cabeza. Rayos ante los que lucha con cristales oscuros y guantes de
cuero para que no la pillen ni prevenida ni desprevenida.
Dicen que odiar es sentir. No quiero ni odiarte.
Dicen que odiar es sentir. No quiero ni odiarte.
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