Por convertirse en TODO menos en eso. Porque son dos manteles y sólo dos; risas trasnochadas que desprecian sustancias a sistemas nerviosos o tranquilos porque no hacen falta, porque nacen solas y crecen en tu boca; diarreas de mate que son las mejores diarreas; mis sandalias bajo tus pies y tus botas a mis dedos; verborreas sobre urreas que a veces toca amar y en ocasiones toca nunca; lágrimas que nunca debieron salir, porque no merecían ser provocadas en tus ojos; bodas juradas aunque supongan arrancamientos capilares; tu consuelo siempre hallado y agradecido eternamente; lecciones de cebos; dulces leches que superan casi en grosor al rebanamiento de las barras; colchones compartidos y colchones arrastrados que siempre fueron lo mismo; y ,por fin, lo peor: un aeropuerto tucumano con la barrera por caer que separa dos vidas que durante tanto y tan poco tiempo caminaron de la mano; y lo mejor: un aeropuerto tucumano que parecen señalar con carteles de neón que tú eres la culpable de que mi boca se atreva a dibujar la felicidad y que no vaya a encontrar otra bola de ojos amarillos como tú.
Eso no es nada, sabes que la lista es innumerable y..., continuará. Lo juro.
Te quiero. Por ser tú.

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