Dejemos las fotos. Como las esquinas menguan, los nudos se multiplican y los dibujos en piel se crean. Así, durante horas. Con su vida detrás roncando. Con él conquistando. Sin querer. Boludeando. Temiendo la llegada de nubes negras. Porque o eso..., o son rayos.
Que los rayos sean de sol esta vez.
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