Sobre mis rodillas. Me apetece volver. Como el sol que hoy tímidamente regalaba pedacitos de calor. Necesito recordar la sensación ante esa mirada. Esa mirada perdida, un tanto oscura, que me retó ayer en el metro. Una mirada que reposaba en el asiento de enfrente y que consiguió despertar miedo. Un miedo acompañado de su voz, que mal cantaba. Y esa mirada... Ahora tiemblo yo.
Y él. Otro motivo de agitación. O bien dicho: esa resaca de ideas de alta graduación (por la que no tuve). Y es raro. Sentir que mi alma lo ha encontrado. Pero que el cuerpo aún queda ciego. Querer que ambos coincidan. Como dos espinas en un mismo cactus. Quizá (nunca sobra un quizá) estemos bien en macetas distintas. Quizá me guste que seas mi plata, aunque merezcas oro. Y quizá siempre queda uno más.
Evitaré introducirme en zoos (siempre los odiaré), pero algo reposa en el suelo. Notas que obstáculos, no llaman. Pero abrazos perdidos y falsos tequieros..., ¿qué? Ponele un sí, un dedo más a la mano, y pensá. Pensado. Así.-Llámala Gran Vía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario