Sólo hay un 514 y se acaba. Es el último primero. Y se le junta con que nunca es mucho para faunas perdidas.
Tras horas nocturnas, ve su dibujo, ve su foto... Y piensa "No quiero estar sola. Dibújame contigo". Y se pica y se rasca buscando que el próximo cuadro contenga pares de miradas, dos.
Mientras, ilumina el fondo bajo el mueble que pocas veces cumplió su función, y encuentra aquel ser blanco que nunca y tampoco cumplió su función. Y hablando de seres, recuerda más ojos amarillos. Ojos amarillos a los que debe una ciudad eterna y una promesa de entre paredes.
Así, entre ojos amarillos, cae cada día.
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