Llega un punto en el que necesitas buscar un lugar donde poder esconder todas esas palabras que no te atreves a dirigir, que no quieres que tengan otro dueño más que tú mismo. Por esto...
-Hoy sólo quiero que me llames, y decirte que me debes un martes, y que yo pondré la pipa de la paz, y que hará sol, y que me da igual dónde... Quiero verte una vez más.
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