Con el veinticinco en la mano esperando el encuentro en la siguiente jugada para deshacerlo, sin permisos ni explicaciones -más que las justas. Sin poder jugar un túmbame aun habiendo sido recibido en el reparto. Que si no me dices no te oigo y sin palabras no me llegan tus letras. Y que queda un mes y no creo querer que estés.
Stand by.
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