20130102

Te quedas con tus cubitos de hielo

Serás para mí lo que yo quiera que seas.

Guardaré en palabras de ese diario regalo de cumpleaños de hace doce, bajo candado, lo que dejas de ser. Ese pingüino que me hizo daño y me engañó, vivirá ignorantemente feliz solo en su nevera con la simple compañía de tantos cubitos de hielo como salgan de sus adentros...
Me permitiré recordar la preparación de escapadas, los botes en los conciertos (o mejor, en El Concierto, gran concierto), el intercambio de suspiros intercalados con pequeños gritos y hormigueos y tirones y montas musculares, los debates sinsentido originados en "¿y si...?", los momentos apretados, tus ramas, tus dos raíces temporalmente compartidas y tu poca acumulada paz, pero paz al fin y al cabo.


En esta nevera yace un pingüino que pudo ser feliz.

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