20130708

¡Para, para!

Espaldas quietas que se quejan por la falta de manos, codos doloridos por presión herbácea y puntos costales reaccionarios. Todo con dos puntos finales que se encuentran sin hallar.

     - ¡Para, para! -dijo ella al dejar volar su imaginación sin permiso.
     - Con el tiempo que hemos tenido...-acertó en decir él.

Y es que a su boca se le hizo difícil encontrar a su compañera. Ardua labor.

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