Su mejor momento. Odioso. Obvio mejor elemento. Obvio que tenemos que hablar. Y obvio que tenemos que no-hablar. Porque quiero que los besos paguen tanta sonrisa y que estrujarte sea el precio del retraso. Y porque ciertas palabras se merecen unos ojos que las observen saliendo de un extremo para llegar a alguna parte. Ahora sólo quieren salir, sin vendas, sin miedo, sin todo; así.
Y, mientras, ella jura recordar aquella pequeña gota de agua que quiso saltar al vacío por su culpa, sobre dientes, sobre latidos con sentido y sobre algo que renace. Sabe que puede no ser especial pero que él le regala olvidarlo. Reconoce el valor del hueco de su mano y de las grietas de su piel (en tantos sentidos). Y, así, extraña esos huecos y esas grietas, pensando en los soles que no merecen reflejarse en sus ojirosas, porque no cabe competencia y a él le sobra.
Te sobra magia, odioso. Y encima lo haces sin querer...
Odiosa tu "perfecta imperfección".
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