Ahora ella tiene los ojos rosas y
no le importa. Aunque su no vigilia no llegue a sumar cinco, quiere volver a
verlo. Quiere volver a sentirse única, despegando de cualquier suelo, si hace
falta para unir sueños en la parte trasera de un doscientos. Gran momento.
Único categórico. Y allá va de nuevo, repitiendo sábado, y repitiendo por
primera vez un veintiocho.
Numérica entrada. Ansiada ella. Mágico él.
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