Con peldaños que siente que a sus
pies quedan pequeños, hoy toca una mala. Ni siquiera el intento de su club de
cine de dos puertas ha podido consolarla. Se siente atacada; mal atacada, por
su yo misma. Cree que rompe momentos que deberían ser inquebrantables bajo pena
de muerte, al precio de llorar por dentro. Precio que no le merece. Puede que
sus ataques ajenos estén acabando por retorcerse y que ella sea quien está
saliendo dañada cuando a él pocas veces, por suerte, le roza alguna lanza. Y es
que aún no son de gomaespuma... Y en gomaespuma tiene que convertirlas. En eso, o en nada. De momento, llora mientras saluda a la impotencia.
"Quédate con tu vida, el mejor consuelo, quien siempre espera aunque siempre huya, con sus ojos reflejando que tú eres su mundo (aunque tan sólo sea por instantes)."
No hay comentarios:
Publicar un comentario