20140719

2n

2n con tantas atrás que hasta dibujan vestidos de martirio para ella. Dibujan la lejanía de la soledad y, por qué no, la soledad de la lejanía.
Tanto tiempo sin venir. Ella. Su villoso color. Su villosa alegría. Que no están. Si acaso tampoco los busca. Empieza a perder batallas, como aquellas con nombre de moto donde los ogros esta vez si ganan. Invadió el otro campo y, una vez allí, arrojó su espada, abatida, se giró y sólo le faltó volver a empuñarla. Pero sabía que no. O eso creía. Así se convencía. Con jamás empuñar hacia el norte. Cuando sus pasos se dirigían erróneos, y su cabeza miraba cerrando sus sentidos. Ya no sabe.

Recuerda que el futuro ya no es lo que era y suma un presente que se difumina hasta querer quedar borrado.

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