Mujer, ahora decimal, bien dicho, media mujer en funciones. Entre vagones, como pensaba el otro día. Así se sentía y así prosigue, atendiendo a sus diferencias de nivel, a sus puertas cerradas, a su imaginación para dibujar un pasillo inexistente. Que, por cierto, cómo valora su imaginación. Tras volver a palabras pasadas se sorprende al no entenderse ni saber adivinarse. Saber que sus palabras fueron escritas solo para ser descifradas ante un lector VIP, y que el manual que abría su entendimiento desapareció. Puede, piensa, que ella sea así. Desapareciendo cosas. Desapareciendo grupos. Desapareciendo dos. Uno. Y ahora entre vagones, media mujer.
No sabe si pedir vista, si zarandear o si dejar. Y así, con sus décimas, deja. Descansa tú, que yo no quiero.
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