Atocha. Aún no tiene su olor. Pero sí su color. Tan fuerte y tan obvio que pasa el rojo, desde luego. Aunque no lo vea fuera de sus lunas en un a priori latino. Porque es latín, ¿no?
Lo lleva mejor de lo que pensaba. Viuda mental taaaan joven. Taaan raro. Y encima osa enviar que no lo labora y que cuando lo haga platos sustituirán los corazones. Ay, karma. Qué bien te portas ahora.
Espera un retorno sin yanquis. Como mucho con cartones de tamaño real de aquella que imita su nariz sin parecerse. Un retorno, al menos. Que tiene ganas de venderse y que se venda y de más sol y de más más-que-rojo.
Alados los.
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