Lo que quiere

Como le acaba de decir, igual su fondo tienta y provoca raptos, que como la noche nada. Casi. Pero se queda con la noche acompañada. Siempre entre pecas y naranjas. Estaba tan naranja... Cómo le gusta y cómo lo sabe. Y, sí, también, cómo le gustaría que lo supiera. Pero viene su caparazón, tan conocido... Guarda dentro sus voces que rebotan y se tiñen de aire.

-No quiero venderle aire.

Quiere que lo desconocido se vuelva cotidiano, que sus ingredientes no falten sobre la mesa o sobre verde o sobre nada, de pié también se puede comer, qué más da. Y que lo conocido vuele, que la materia se haya creado y se destruya, que no hace falta que se transforme. Que se destruya. Bye bye. Todo nuevo. Nuevo color. Nuevo miedo. Nueva mano tendida.
Que le proteja de la lluvia las veces que hagan falta. Que si hace falta se pone tubo y gafas e invoca tormentas de verano o de otoño o de lo que venga.

Quiere lo que quiere.