Vuelve a su rincón al darse cuenta que por confesiones reduce sus asistencias. Y no deja sus confesiones. Que, ciertamente y por, mañana parece que escuchará la próxima y teme que sea la última. Han subido cada escalón, pendiente subida, y duda si se halla en una escalera que ya termina. Disfrutó de cada peldaño, cada 11-12 cm. más de visión que ganaba, cada curva al subir, cada apretón de manos, y de más. Pero, ¿ahora?
«
¡Alto! No te confieses. No ya. No todavía. No aún.»
Santos, teme tanto que sea su última confesión, su último botón off. Y es que le gustan tanto. Los ama. Porque el verbo
amar es importante. Y los recibe. Porque el verbo temer va aparte.
Que próximo no sea último.
No hay comentarios:
Publicar un comentario