O sensaciones encontradas. Porque parte del abandono y la ilusión y camina hacia su puerta de salida o, como dirían pocos ingleses, de éxito.
Unos pasos arrastrados porque ya no se impulsan sabiendo que pueden. Porque por una vez toma el camino fácil más complicado. Espera puertas abiertas sin toctocs precedentes. Entonces, ¿qué esperas? Recuerda a Swami. Recuerda las esposas en su tinta. Lo has aprendido.
Y con la cabeza a medio gas, con demasiada iluminación, y algo de magia que nunca falta, comienza su rutina. Una de buen pie hasta que el carboncillo traza garabatos indefinidos que la asustan porque quiere que tengan su Happy endding. Y otra, nefasta bienvenida que ya tenía desde la improbabilidad que con un pinpon (tan cual) pusieron su punto seguido con líneas curvas. Quién lo diría, ¿eh?
Pobre aquel que no quiere su bozal y que ha de ponérselo. ¿Debe el mundo enseñarle a que ha de llevarlo o ha el mundo de aprender al no deber?
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