¿Cómo decirte lo que queda dentro? Es tanto tuyo... Había tanto espacio que llenaste tan fácil..., con pegamento en tus patas, con billetes rotos, con saludos de baño a la mañana, con arañazos llenos de cariño, con el aire de tu abanico (vaya abanico :)...), con tus sonrisas enteras, con los globos a tu alrededor, con tantas y tantas lágrimas acogidas, con tanta soledad acompañada, con tanta paciencia, con tu inteligencia, con tu alpha, con tu amor... Todo tu amor. Gracias porque sé que nunca quedará vacío. Y porque siempre podré decir que hay un trozo inamovible que durará para siempre y que, como el tuyo, se hará cada vez más y más grande. Pequeño gran corazón. Gracias por media vida y una entera. Ahora supongo que te toca a ti. Yo te cuido y tú me cuidas. ¿Recuerdas? Como hemos hecho siempre... Sólo me queda pedirte perdón por todo aquello en que pudiera errar. Y agradecerte, por esto, que aprendí contigo. Como decía aquella falsa carta que, casi, bien podía ser, casi, real, sé que ahora estas allá arriba, mirando desde tan alto, orgullosa, a tu humilde familia, peculiar, pero que te quiso con todas sus ganas. Todos y cada uno. Cada cual a su manera. Pero ojalá nunca dudes que todos tenían amor. Y que a todos nos regalaste tanto, toda tu vida... Cuídate y disfruta de tu otra vida. Porque vida siempre hay, porque siempre seguirás latiendo.
Lato contigo. Mi estrella.
Seguiré cuidándote.
No hay comentarios:
Publicar un comentario