20170425

Humildes raptos y escapadas

Pues eso. Ganas de cruzar océanos y ríos y mares y lagunas, siempre nadando junto al seseo de su pequeña ocupación. Porque las ocupaciones se comparten y se expanden, suenan y vibran, se mueven y se pierden.

Afortunada ella que no es el real reflejo que la vida le pone delante. No quiere ese gesto. Y menos la pérdida en su mirada. Que por cierto, no la olvida, ni de coña. Nunca. Quiere recuperar esa mágica electricidad que la tiñe, que la gobierna con democracia y tiranía si hace falta. Quiere hojas de loto en las que posarse para coger impulso y viajar con su pez en el mar. Que anda que no habrá peces ni ranas ni pajaritos acuáticos o qué sabe ella... Pero tiene su vida elegida, su brújula trucada y su destino fijo. Lo que sí sabe es lo que quiere. Y que los deseos no cambian la vida, las decisiones sí... Y ella ya ha elegido...

Rumbo fijo.

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