Y tantas vueltas de la noria, tanto viento como hoja que gira y una vez allí y otra allá. ¿Cómo tanta vuelta? Para llegar al mismo lugar. La misma ella. Esa pequeña ella que teme todo. Ese pequeño ser que volar sueña y que de un pisotón trata de coger impulso. La misma ella que busca esa mano cogida entre desconocidos por la calle... y qué si ahora ni en la calle... La misma que tanto tiene, tanto da, tan poco ven... y así lo sabe. Tanto tiene. Tanto da. Tampoco lo ven. Y ya no sabe si soñar manos o volar sueños. Si mezclar encantos con finales perdidos que no sólo ellos se confunden. Mejor no mezclar. Mejor ella sin más. Nada más. Para que tras las hojas y los giros y las vueltas sea su misma esencia...
Ahí va.
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