De nuevo afortunada, por tener a su vida respirando bajo sus pies,
soñando, como a ella le gusta saberla. Ella, que hoy se dió cuenta de
que su único error imperdonable fue por preguntarse por qué no y no por
qué sí. Quizá (como siempre un quizá de nuevo) pueda aprender de eso.
Sabe que es él lo que le importa. Ese idiota. Esa excusa para permitirse
reconciliarse con la felicidad. Esa excusa para borrar miedos y para
retarse a crecer. Eso espera. Crecer a su lado. Como pensó el otro día
"quiero tenerlo aún de viejos". Y no sabe, pero se ve. Se ve
compartiendo una almohada sobre una cama de da igual qué tamaño, una
India y varios destinos, varias manos (dos, las mismas de siempre) que
una vez tras otra fingen perderse para volver a encontrarse..., pero
sobre todo, compartiendo dientes (sonando jejés o tsss).
No hay comentarios:
Publicar un comentario