Dejándose soñar

Por un lado: lágrimas que saltan al momento ante la falta de tacto de la persona que comparte paredes sin ser elegida. Por otro lado: la sonrisa que nace gracias a quien pondría sobre su suelo bajo elección consciente. Quiere quedarse con lo último devolviendo así cada lágrima a su cuerpo, para intentar engañarlo, y que piense que no ha perdido nada, que no le han quitado nada.
Piensa, más bien dejándose soñar, en sus formas geométricas con sus cotenidos acogidos y con su pajarita de bienvenida. "¿Por qué no?", se pregunta ella. Tras un día de bajas ánimas, ¿por qué no?. No deja de morir por decirle:

-Déjate soñar por mí. Te dibujaré con la sonrisa de siempre para que no la pierdas.