Sofás, bañeras y edredones psicodélicos. Sí, sí se acuerda (¿verdad?). Buena excusa para recrear. Ella también quiere recordar. Pero no sólo es eso, si bien complementa y rellena con locura su espacio y su tiempo. Se queda con su dieta, con sus gafas y su ropa intercambiada, con un puente perdido donde el río no es el protagonista, con estrellas que se asoman ofreciéndose como fondo tampoco protagonistas, con sus confesiones de off voices. Pero sobre todo con su mirada.
-Me vas a matar.
-...- persiste con ojo entornado.
- Ya es un suicidio.
Sin miedo. Con naves que vuelan pendientes. Con quesos de tartas que llegarán. Flor nacida. Con ronquidos corregidos y tazas que no se rompen contra el suelo. Y con peces. Siempre el mismo. Pero con peces reflejados en sus ojos.
Sigue nadando.
Paz
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